La Posidonia oceanica forma extensas praderas en torno a las Islas Baleares, conocidas como bosques submarinos, estos son capaces de albergar una alta biodiversidad de especies y su papel en el ecosistema es de gran importancia.
Las praderas generan refugio para muchas especies, producen oxígeno diariamente, a la vez que atrapan el dióxido de carbono de la atmósfera y crean toneladas de biomasa al año. Asimismo, llegan a formar estructuras denominadas arrecifes barrera o altines, que, aunque son escasos a día de hoy en el Mediterráneo, tienen una alta importancia y longevidad.
Las praderas definen y defienden las playas, en invierno la acumulación de las hojas en la playa, llamados arribazones, estabilizan el fondo y disminuyen el efecto del oleaje sobre la costa. Además, las conchas de los organismos calcáreos epífitos de las hojas de Posidonia, se integran en el sustrato acumulado generando playas más blancas.
Una de las peculiaridades de la Posidonia es su carácter intolerante a los cambios que se producen a su alrededor, actuando como un excelente indicador de la calidad de las aguas. Desde el año 1992 se considera un hábitat de interés prioritario para la UE, y actualmente está regulado por distintas normativas.
Sin embargo, pese a que está protegida por diferentes normativas, desgraciadamente es también una comunidad amenazada. El aumento de las actividades en las aguas baleares está poniendo en peligro el estado de conservación de la Posidonia mediante impactos directos como las anclas, el fondeo incontrolado de embarcaciones, así como, otras muchas amenazas. Ante esta situación, el gobierno balear aprobó el Decreto 25/2018 de 27 de Julio, dirigido a la conservación de la Posidonia oceanica, para compatibilizar el desarrollo de actividades humanas con la protección de la especie y su hábitat.
Posidonia oceanica coloniza nuevos espacios a través de la reproducción sexual y la reproducción vegetativa, predominando la segunda sobre la primera. A continuación se detalla en qué consiste cada estrategia reproductiva.
En verano, las praderas tienen la mayor actividad orgánica y se llenan de epifitos y pequeños microorganismos. Durante este proceso y con el aumento de la temperatura del agua las plantas adquieren un tono más blanquecino y marrón, especialmente en las zonas menos profundas.
A finales de otoño se produce la floración. En pocos días se desarrollan las inflorescencias. Las praderas, como los bosques de hoja caduca, renuevan sus hojas cada año. Este proceso, aunque se produce de enero a diciembre, es más evidente en el otoño, ya que es en esta estación cuando las tormentas arrancan muchas hojas y acumulan los restos caídos en las playas.
En esta época es cuando el crecimiento de las nuevas hojas es más lento, coincidiendo con las temperaturas más bajas del año,. Continua la floración y al final del invierno se pueden ver los primeros frutos.
En primavera el fruto ya maduro se libera de la planta y flota a la deriva durante algunos días. Así las semillas se dispersan lejos, siguiendo las corrientes. Al cabo de horas o días se abren, liberando una única semilla que cae hasta el fondo marino, donde germina y origina una nueva planta.
A primera vista, la posidonia en las playas parece una impureza molesta, pero el arenal y la posidonia en baleares forman un todo inseparable. La posidonia beneficia la arena para crecer y los sistemas dunares se mantienen, en buena parte, gracias a la posidonia.
A lo largo de la historia. la posidonia ha tenido diferentes aprovechamientos: medicinales, agrícolas, para la construcción, etc. veamos-ne los más conocidos:
• Como aislante térmico y biocombustible.
En los últimos años, estudios científicos advierten que las praderas de Posidonia están viéndose seriamente dañadas por la acción del hombre. La contaminación marina derivada de emisarios y vertidos, junto con el fondeo indiscriminado, son algunos de los factores que hacen que las praderas estén disminuyendo.
Asimismo, las Islas Baleares reciben cada año un elevado número de turistas y se enfrentan cada temporada de verano a la gran afluencia de embarcaciones de recreo que quieren disfrutar de sus aguas, por ello, entre las presiones comentadas, cabe destacar el fondeo incorrecto de las embarcaciones.
Efecto directo de la caída e izado del ancla al colocarla sobre la pradera de Posidonia: a veces no es fácil para los patrones ver el fondo desde la embarcación y distinguir la presencia de Posidonia. Aspectos como la falta de luz, el atardecer o la turbidez de las aguas, impiden que el fondeo se realice en las zonas correctas, como son los bancos de arena, sin posidonia.
Efecto erosivo de la cadena al no colocar el ancla en posición vertical: el roce y el movimiento de la cadena degrada paulatinamente la pradera.
Para solventar éste y otros problemas; además, de prevenir el deterioro de la Posidonia, el Gobierno de Baleares aprobó el decreto 25/2018 de 27 de julio, con el que se establece un marco para la protección y conservación de la Posidonia oceanica.
Para poder aplicar dicho Decreto de manera eficiente es necesario conocer exactamente dónde se encuentra la Posidonia oceanica.
Para ello, se ha estudiado la superficie de los fondos marinos entre los 0 y 30 metros de profundidad para lograr disponer de un Atlas de Posidonia que sirva como herramienta de uso.
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